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Hablemos claro: la dispersión de presos se cobrará vidas


Cuando el conseller Mundó hizo declaraciones a la prensa sobre cubrir las vacantes de los penales con presos preventivos, solo los profesionales del ámbito de preventivos se llevaron las manos a la cabeza. Era una propuesta tan descabellada y peligrosa que al principio no daban crédito a sus palabras. Pasan los días y, a pesar del oscurantismo, sí parece que existe voluntad de realizar algún tipo de ensayo. Sin embargo ¿está la opinión pública preparada para entender lo que el Departament de Justícia se propone llevar a cabo con los ciudadanos sujetos a prisión provisional? Y si está preparada para comprender ¿lo está para asumir las consecuencias de las decisiones que se van a tomar? Técnicos de vigilancia, médicos y profesionales sanitarios del preventivo de Barcelona han podido comprobar a través de los años el elevado número de vidas que se han salvado gracias a la proximidad del Hospital Clínico y a la rapidez con que acude el 061 cuando se produce una urgencia vital. El mandamiento de prisión no sorprende a nadie con el expediente médico bajo el brazo. No es algo que se acostumbre a llevar encima. Un médico especializado en preventivos visita a cada uno de los que ingresan en el establecimiento sin tener, en muchos casos, ningún antecedente informe o referente. El preso puede estar convaleciente, en vísperas de ser intervenido o tomando una medicación crónica que no lleva encima y que no sabe explicar qué es, aunque asegura que su vida depende de ella. Todo esto sin entrar en el elevado riesgo de autólisis en los primeros días de prisión. O en el riesgo de sufrir una agresión. El hospital de referencia es vital para un establecimiento de preventivos. Justicia valora muy seriamente expulsar de la ciudad a los presos y mezclarlos con quienes están juzgados, condenados y cumpliendo condena. Se señalan como destino más probable los penales de Brians. Pues bien, no habrá allí nada comparable al Clínico, el centro de referencia es el Hospital Penitenciario de Terrassa, a 30 o 40 km, a un mínimo de media hora si el tráfico no se complica. Es una historia nueva para los ciudadanos de Barcelona, pero cotidiana para los profesionales que trabajan en la Modelo. Si expulsamos a los presos a 40 km de la ciudad, no solo los convertimos en presuntos culpables sino que arriesgamos su vida. Hasta tal punto es así que podemos afirmar aquí y ahora que la operación de expulsar a los presos de Barcelona se cobrará numerosas vidas. En estos tiempos en que nos mostramos solidarios con los refugiados, les decimos a los presos preventivos que no los queremos aquí: ¿#BcnExcluyePresos?


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