Hubo una amplia cobertura en los medios de comunicación a lo largo de todo el día. 
Pudimos explicar que en el interior de la Modelo, los presos viven con angustia un futuro incierto en el que estarán alejados de sus familiares y abogado.

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El preso bajó del tejado tras los ruegos de su mujer y ya entrada la noche. A lo largo del día algunos trabajadores de la prisión arriesgaron la vida para convencerle de que bajase.

El conseller Mundó no tuvo en cuenta estas vicisitudes. Muy al contrario afirmó que no había habido riesgo, cuando lo cierto es que hasta el propio preso se vio en diversas ocasiones comprometido. 

También afirmó Mundó que en otra prisión esto no hubiese pasado: si aislamos a los presos a 40 km de la ciudad, lejos de los medios de comunicación, tal vez no caigan en la tentación de intentar lanzar ningún mensaje al exterior. Tal vez es ese el sentido profundo de lo que el equipo de Ada Colau llama  "ecología urbana": ojos que no ven, corazón que no siente.

Los presos preventivos no están condenados. La ley penitenciaria manda garantizar su presunción de inocencia. Si los expulsamos de la ciudad, solo grarantizamos desarraigo e indefensión. Si los alejamos de un hospital como el Clínico, hasta el derecho a la vida queda en tela de juicio.


Una ciudad como Barcelona se vuelve cruel cuando da la espalda a los preventivos y a sus familias.